Avisada por una vecina de lo ocurrido, la madre de Cristina, Nélida Navajas, fue a buscar a sus nietos y al hijo de Manuela. En el inmueble encontró una cartera y adentro un diario de su hija que mencionaba un atraso y se manifestaba convencida de estar embarazada. Más tarde, por sobrevivientes, pudo confirmar que el embarazo de Cristina siguió su curso.
Julio se enteró del secuestro de su mujer al día siguiente, 14 de julio de 1976. De inmediato, inició las gestiones para sacar a sus hijos del país. Su sobrino, Diego, ya había sido entregado a la familia paterna. Camilo y Miguel salieron de la Argentina con dos militantes que simularon ser sus padres.
Nélida se unió a las Abuelas de Plaza de Mayo y puso su inteligencia al servicio de la búsqueda colectiva. Recorrió el mundo cuando buscaban un método científico que les permitiera identificar a sus nietos en ausencia de los padres. Representó a nuestra Asociación en encuentros nacionales e internacionales. Siempre se la podía ver acompañada por su hijo Jorge.
Miguel volvió a la Argentina en 1985, cuando Nélida ya era secretaria de Abuelas. En 1993 se radicó definitivamente en el país y pudo reconstruir la historia de su familia, comprometida con la transformación de la sociedad y diezmada por la dictadura. En 1995 se unió a HIJOS. En 2012, tras el fallecimiento de Nélida, se integró al trabajo cotidiano de nuestra institución, donde hoy es parte de la Comisión Directiva.
Su hermano se acercó a Abuelas de manera espontánea. Había sido anotado como hijo propio por un miembro de las fuerzas de seguridad y una enfermera. Desde joven, tuvo dudas de su identidad. Una hermana 20 años mayor que él fue quien le confesó que no era hijo del matrimonio. Le tomó tiempo acercarse a Abuelas, pero lo logró. En abril de 2023 se realizó el análisis de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) que, tres meses después, confirmó su verdadera identidad.