Restituido/a

Bárbara García Recchia

“Con cada nieto o nieta que encontramos, se renueva la esperanza”
 Bárbara García Recchia
Nombre del nieto/a

Bárbara García Recchia

  • ADN: 12 de febrero, 2009

Nació entre el 1 y el 3 de mayo de 1977 durante el cautiverio de su madre, Beatriz Recchia, en Campo de Mayo. Beatriz fue secuestrada en su domicilio de Villa Adelina el 12 de enero de 1977, embarazada de cinco meses. Su compañero, Antonio Domingo García, fue asesinado en el operativo y sepultado como NN en el Cementerio de Boulogne. Junto con ellos se encontraba su pequeña hija, Juliana, quien fue entregada a su abuela materna ese mismo día. En 1978 la Policía Bonaerense confirmó a la familia el destino de los restos de Antonio. Beatriz fue vista por sobrevivientes en el centro clandestino "El Campito".

La familia de Bárbara García Recchia

Beatriz Recchia
Madre

Beatriz Recchia

Desaparecida el 12 de enero de 1977 en Villa Adelina, zona norte del Gran Buenos Aires. Embarazada de cinco meses.

Antonio Domingo García
Padre

Antonio Domingo García

Asesinado el 12 de enero de 1977 en Villa Adelina, zona norte del Gran Buenos Aires.

Petrona Corso
Abuela materna

Petrona Corso

Falleció en 1996, sin poder abrazar a su nieta Bárbara.

Adalgisa Marín De García
Abuela paterna

Adalgisa Marín De García

Falleció sin poder abrazar a su nieta.

Beatriz Recchia nació el 17 de mayo de 1949 en Florida, zona norte del gran Buenos Aires. Cursó sus estudios primarios en la Escuela Nº 10 de Munro y el secundario en un colegio religioso, en el barrio porteño de Belgrano. Estudió para ser maestra jardinera y ejerció como tal en el Jardín Jean Piaget. Antonio nació el 15 de marzo de 1947 en la ciudad de Buenos Aires. Hizo la escuela primaria como pupilo en un colegio en González Catán y el secundario en el Colegio Marín en San Isidro. Se recibió de maestro y ejerció la docencia. Después, comenzó a cursar el Profesorado de Historia y Geografía. La pareja se conoció en un taller de Historia. Desde los grupos católicos pasaron a la militancia en barrios. Juliana, su primera hija, nació el 30 de diciembre de 1973. Ambos militaban en la organización Montoneros. Los conocían como "Tina" y a él como "Nito" o "Sebastián". Durante un breve lapso también los llamaron "Inés" y "Rogelio".

Apenas ocurrido el secuestro de Beatriz, sus familiares se abocaron a la búsqueda. Luego, lo hicieron a través de Abuelas. "Para nosotros, la búsqueda de mi hermana era a través de Abuelas, porque era colectiva –afirmó Juliana–. Pero además de esa búsqueda y desde antes de que yo participara activamente, la buscaba también individualmente, en silencio. Yo sentía que jugaba a las escondidas, pero no era una escondida. Mi hermana no se escondió, la escondieron, la tenían secuestrada". Tras años y años de incertidumbre, el equipo jurídico de nuestra Asociación inició una causa para conocer el origen de una joven que podía ser hija de desaparecidos. El 12 de febrero de 2009 el Banco Nacional de Datos Genéticos confirmó que era la hija de Beatriz y Antonio. Su madre permanece desaparecida.

Desc texto

197712 de enero

Desaparición de la madre

1977mayo

Nacimiento del/a nieto/a

200912 de febrero

Restitución

97Número de caso resuelto

"Lo recuerdo porque lo viví"

“Al principio creíamos que era un varón, mis padres tenían elegido el nombre de varón pero no el de nena. Además, Cacho Scarpatti (principal testigo del horror de Campo de Mayo) dijo que tuvo un nene pero luego comprobamos que había confundido a mi mamá con (la desaparecida) Norma Tato”, declaró Juliana García en el juicio por la apropiación de su hermana, en el que se condenó a Élida Hermann y a su esposo Luis José Ricchiuti, ex miembro de Inteligencia del Batallón 601 de Campo de Mayo, a 8 y 13 años respectivamente. “Recuerdo el amor que me dieron mis padres y las ansias con que esperaban a mi hermana. Nadie me tuvo que contar del embarazo, yo lo sabía, lo recuerdo porque lo viví”, contó Juliana durante su testimonio. Le tocó conocer a su hermana después de 32 años. Desde entonces, ambas han ido recuperando de a poco esa experiencia fraterna que el terrorismo de Estado les negó.

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