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28 de diciembre de 2010

Trece años y seis meses para Ricchiuti y ocho para Herman por el delito de apropiación

Abuelas de Plaza de Mayo comunica con satisfacción que el Tribunal Oral en lo Criminal N° 5 de San Martín acaba de condenar a José Luis Ricchiuti a trece años y seis meses de prisión y a Élida Hermann a ocho años, por el delito de apropiación de la hija de Antonio García y Beatriz Recchia, ambos desaparecidos en 1977 por el terrorismo de Estado.

Si bien las Abuelas habíamos solicitado 25 años, el Tribunal consideró que se trata de un solo hecho por lo que el ex miembro de inteligencia del Batallón 601 recibió casi el máximo de la condena prevista para esa violación (15 años). Por su parte, Hermann recibió ocho años, una de las penas más altas hasta el momento para una mujer acusada de apropiación no perteneciente a las Fuerzas de Seguridad.

El Tribunal además confirmó la decisión de la jueza Sandra Arroyo Salgado de anular la Partida de Nacimiento y el Documento Nacional de Identidad falsos de Bárbara, quien deberá ser inscripta con su verdadero apellido: García Recchia. Los jueces también rechazaron los planteaos de la defensa que pretendía la prescripción del delito y la anulación de los estudios de ADN que permitieron a Bárbara conocer su verdadera identidad.

El 7 de febrero se conocerán los fundamentos de la sentencia. Celebramos esta nueva victoria en el camino por la restitución de identidad, la búsqueda de verdad y justicia que llevamos adelante desde hace más de 33 años, por nuestros nietos y bisnietos, nuestros hijos y todo el pueblo argentino.

Fuente: Abuelas
Autor/a: Abuelas

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 Bárbara García Recchia

Bárbara García Recchia

Nació entre el 1 y el 3 de mayo de 1977 durante el cautiverio de su madre, Beatriz Recchia, en Campo de Mayo. Beatriz fue secuestrada en su domicilio de Villa Adelina el 12 de enero de 1977, embarazada de cinco meses. Su compañero, Antonio Domingo García, fue asesinado en el operativo y sepultado como NN en el Cementerio de Boulogne. Junto con ellos se encontraba su pequeña hija, Juliana, quien fue entregada a su abuela materna ese mismo día. En 1978 la Policía Bonaerense confirmó a la familia el destino de los restos de Antonio. Beatriz fue vista por sobrevivientes en el centro clandestino "El Campito".

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