La mujer vivió aterrorizada por el martirio que le tocó vivir. Treinta años más tarde, en 2004, a través de un conocido y acompañada por la agrupación HIJOS, se puso en contacto con la Secretaría de Derechos Humanos de Tucumán, y en 2006, con la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que dio intervención a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI). El organismo abrió un legajo de investigación y en septiembre de 2007 su sangre fue ingresada al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) con la esperanza de encontrar a su hijo.
Mientras, el joven fue haciendo su propia búsqueda. Desde niño sospechaba que no era hijo de quienes lo criaron y si bien nunca le confirmaron esta duda, personas de su entorno sí conocían su situación. Inscripto como nacido en 1977 en una localidad de la provincia de Santa Fe –donde creció–, sus dudas fueron acentuándose. En febrero de 2015 se animó a presentarse en la filial de Abuelas de Rosario y de allí se lo derivó a la CONADI. En agosto se cursó el pedido al BNDG para que se le tome una muestra y el 19 de noviembre se informó el resultado del entrecruzamiento que confirmó que su origen y pudo reencontrarse con su madre.