En 1977, María de las Mercedes visitaba a su marido, quien estaba preso en un penal cordobés donde también había detenidos políticos. En solidaridad con ellos, la mujer comenzó a sacar cartas del penal, que los reclusos escribían para sus familiares, que en general no sabían nada de sus seres queridos.
Por este motivo, María de las Mercedes fue secuestrada el 26 de septiembre de 1978, embarazada en ese momento de siete meses. Tras ser despojada de su beba, sometida a tormentos y estar seis meses más detenida, fue liberada. Se dirigió a la Casa Cuna para recuperar a su hija pero las monjas a cargo le negaron el acceso y cualquier tipo de información. "Las subversivas acá no entran", le dijeron. Tampoco obtuvo respuestas de los juzgados de menores.
Años después, realizó la denuncia ante la Fiscalía Federal N° 3 de Córdoba. Y luego, se comunicó con la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), organismo que posibilitó la inclusión de las muestras de ADN de la familia en el Banco Nacional de Datos Genéticos. En 2011, con el acompañamiento de la filial de Abuelas de Córdoba, se constituyó se constituyó como querellante ante el Tribunal Federal N° 3 de Córdoba en la causa por la apropiación de su hija. Al año siguiente, la Justicia ordenó el entrecruzamiento de su muestra de sangre con la de su presunta hija, que aceptó efectuarse el análisis de ADN, que confirmó que la joven, inscripta durante la dictadura como hija propia por una encargada del Servicio Social de la Casa Cuna en Córdoba y por su esposo, supo que era la hija biológica de María de las Mercedes. Madre e hija pudieron reencontrarse.