Nieto/a - BAUER PEGORARO, Evelin

Evelin Bauer Pegoraro

ADN: 22 de abril, 2008
Localización: 1 de enero, 1999

Evelin Bauer Pegoraro nació a fines de octubre de 1977 durante el cautiverio de su madre, Susana Beatriz Pegoraro. Había sido secuestrada cuatro meses atrás, el 18 de junio de 1977, en la estación Constitución de Buenos Aires, embarazada de cinco meses. Su marido, Rubén Santiago Bauer, fue desaparecido dos días antes, el 16 de junio, en la ciudad de La Plata. Por sobrevivientes pudo saberse que Susana permaneció detenida en la ESMA, luego fue llevada a la Base Naval de Buzos Tácticos de Mar del Plata, al centro clandestino "La Cacha" y, finalmente, devuelta a la ESMA, donde dio a luz a su hija.

La familia de Evelin Bauer Pegoraro

Madre

Susana Beatriz Pegoraro

Desaparecida el 18 de junio de 1977 en la ciudad de Buenos Aires. Embarazada de cinco meses.

Padre

Rubén Santiago Bauer

Desaparecido el 16 de junio de 1977 en La Plata, provincia de Buenos Aires.

Abuela materna

Inocencia Luca De Pegoraro

Pudo abrazar a su nieta.

Abuela paterna

Angélica Chimeno De Bauer

Histórica referente de Abuelas. Pudo abrazar a su nieta. Falleció en 2014.

La niña fue apropiada por el matrimonio compuesto por el ex marino Luis Vázquez Policarpo y su esposa, Ana María Ferrá, quienes la anotaron como hija propia. La falsa partida de nacimiento fue firmada por la partera Justina Cáceres. En 1999, Vázquez reconoció que recibió a la beba mientras desempeñaba tareas en el Edificio Libertad, sede de la Armada Argentina. Debido a la negativa de la joven a realizarse los análisis inmunogenéticos, el 14 de febrero de 2008 la justicia ordenó recoger objetos personales de su domicilio a fin de extraer muestras de ADN.

El 22 de abril de ese mismo año, el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) informó los resultados que confirmaron que la joven era la hija de Rubén Bauer y Susana Pegoraro. Gracias a la alternativa de extracción de ADN de muestras no hemáticas, Evelin pudo conocer su verdadera identidad. Sus padres permanecen desaparecidos.

197718 de junio

Desaparición de la madre

1999enero - diciembre

Fecha de localización

89Número de caso resuelto

"He pasado tantos años sin conocerla, la verdad que me gustaría tanto"

Angelica Chimeno de Bauer, abuela de Evelin Bauer Pegoraro

Una búsqueda paciente

Susana nació en Mar del Plata el 12 de abril de 1956. Rubén el 22 de julio de 1954 en Ayacucho, provincia de Buenos Aires. Su familia le decía "El Blanquito". La joven militó en la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y en la Juventud Peronista (JP). Rubén en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y luego en la Juventud Trabajadora Peronista (JTP). Ambos formaron parte de la organización Montoneros. Sus compañeros la llamaban "Chuchi", "Chus" o "Mujer del Yogui" y a él "El Alemán", "El Ruso" o "Néstor". Una vez localizada su hija Evelin, tanto Inocencia como Angélica, sus abuelas, compañeras inseparables en la búsqueda, esperaron pacientes a que la joven pudiera procesar la situación, hasta que finalmente se acercó a ellas y pudieron establecer un vínculo.

Nació en 1930. Sus padres, inmigrantes españoles, fallecieron antes de que ella entrara en la adolescencia. Con su hermana fueron a vivir con un tío y trabajaban en campos arrendados. Se casó a los 20 años y tuvo cuatro hijos. Durante varios años, además, atendió un bar. Vivió siempre en Ayacucho, provincia de Buenos Aires. Cuando desapareció su hijo, sus vecinos dejaron de saludarla. “Pueblo chico, infierno grande. Ellos tenían miedo”, explicaba sin rencor. Angélica, que casi no había salido de su pueblo, empezó a viajar a todas partes buscando a sus seres queridos. Pero “la Abuela de Ayacucho”, como le decían, siguió luchando y con el tiempo empezó a recibir la ayuda de la juventud. Con su apoyo y el de la intendencia, entre otras cosas, hicieron un monumento con una placa que lleva los nombres de los desaparecidos en la plaza central del pueblo.

Abuela paterna

Angélica Chimeno de Bauer

Nació en 1930. Sus padres, inmigrantes españoles, fallecieron antes de que ella entrara en la adolescencia. Con su hermana fueron a vivir con un tío y trabajaban en campos arrendados. Se casó a los 20 años y tuvo cuatro hijos. Durante varios años, además, atendió un bar. Vivió siempre en Ayacucho, provincia de Buenos Aires. Cuando desapareció su hijo, sus vecinos dejaron de saludarla. “Pueblo chico, infierno grande. Ellos tenían miedo”, explicaba sin rencor. Angélica, que casi no había salido de su pueblo, empezó a viajar a todas partes buscando a sus seres queridos. Pero “la Abuela de Ayacucho”, como le decían, siguió luchando y con el tiempo empezó a recibir la ayuda de la juventud. Con su apoyo y el de la intendencia, entre otras cosas, hicieron un monumento con una placa que lleva los nombres de los desaparecidos en la plaza central del pueblo.