En 1992 Sabino fue localizado en poder de un matrimonio que lo inscribió como hijo propio. Su filiación fue confirmada en diciembre de 1993 una vez realizados los análisis inmunogenéticos en el Banco Nacional de Datos Genéticos. En 1998 la justicia le restituyó su verdadera identidad. Sus padres continúan desaparecidos.
José Sabino Abdala Falabella
- ADN: 1 de diciembre, 1993
- Localización: 1 de enero, 1992
- Restitución: 1 de enero, 1998
José Sabino Abdala Falabella nació el 27 de julio de 1974 en la ciudad de La Plata. Fue secuestrado junto con sus padres el 16 de marzo de 1977 en su domicilio de la ciudad de La Plata. Con ellos fue secuestrada también María Eugenia Gatica Caracoche, la hija de unos compañeros, que sería restituida en 1985. La pareja y su pequeño hijo fueron vistos en la Comisaría 5ta. de La Plata. Su padre también fue visto en el centro clandestino "La Cacha".
La familia de José Sabino Abdala Falabella
197427 de junio
Nacimiento del/a nieto/a
197716 de marzo
Desaparición del/a nieto/a
1992enero - diciembre
Fecha de localización
48Número de caso resuelto
El camino de la verdad
Susana nació el 10 de agosto de 1949 en Mercedes, provincia de Buenos Aires. José nació en la misma ciudad el 2 de octubre de 1951. Ambos militaban en la organización Montoneros. A él sus compañeros lo llamaban "Simón" y "El Turco".
“Cuando estaba en quinto año del secundario, un profesor de Educación Cívica me vio parecido a una foto de mi viejo y a una mía de bebé”, ha contado Sabino. Las imágenes aparecían en un aviso que habían publicado las Abuelas en los diarios. El profesor se contactó con nuestra Asociación, en donde trabajaba Lita Abdala, tía biológica del joven, y ella no dudó: “Tiene que ser él”.
Sabino fue recuperando el tiempo y los afectos perdidos, hasta que en 2002 decidió ir a vivir a Mercedes, provincia de Buenos Aires. “Mis viejos eran de allá. Fui a la casa de mi abuela, con mi novia, la arreglé, puse un local de videojuegos, estuve dos años, me harté y volví Buenos Aires”. Buscaba recuerdos, comprender quiénes eran sus padres. “Fue muy fuerte porque me encontré con compañeros que se emocionaban mucho y me contaban cosas sobre ellos”, evoca Sabino y concluye: “Siempre es mejor el camino de la verdad, aunque sea doloroso, te libera de un montón de cosas”.
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