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13 de mayo de 2010

Arroyo Salgado ordenó la confección del verdadero DNI de Francisco Madariaga y recomendó adecuar la legislación interna en este tema

Abuelas de Plaza Mayo comunica que la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, declaró nula la falsa identidad de quien hoy sabemos es Francisco Madariaga Quintela, apropiado durante la última dictadura militar. La jueza ordenó así la inmediata confección de documentos con el nombre dado por la familia biológica del joven.

Arroyo Salgado recomendó además al Poder Legislativo de la Nación, que adecúe la legislación de este trámite, ya que los jóvenes que fueron apropiados y luego de largos procesos consiguieron restituir su identidad, tardan meses -cuando no años- para adquirir su verdadero DNI. Mientras se les reconoce ser hijos de desaparecidos, algunos jueces demoran la realización de la verdadera documentación hasta el final del proceso penal. \"Ante la falta de un texto normativo interno que permita su inmediata operatividad, considero adecuado puntualizar, y lo digo luego de intervenir en numerosos expedientes cuyo objeto reunía ingredientes similares al presente, que existe a mi criterio la imperiosa necesidad de que el Estado adecúe su legislación interna a los estándares internacionales en la materia\", explicó la jueza.

Arroyo Salgado intervino en la restitución de la joven Bárbara García Recchia, y acaba de ser nombrada titular en la causa que intenta develar si los hijos \"adoptivos\" de Ernestina Herrera de Noble son hijos de desaparecidos.

Fuente: Abuelas
Autor/a: Abuelas

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 Francisco Madariaga Quintela

Francisco Madariaga Quintela

Nació en julio de 1977 en el Hospital Militar Campo de Mayo, durante el cautiverio de su madre, Silvia Mónica Quintela Dallasta, secuestrada el 17 de enero de 1977 en la vía pública en Florida, zona norte del conurbano bonaerense, embarazada de cuatro meses. Según testimonios de sobrevivientes, Silvia permaneció detenida en el centro clandestino "El Campito" de Campo de Mayo, y se le practicó una cesárea en el hospital de dicha guarnición del Ejército. Su compañero, Abel Madariaga, logró exiliarse en Suecia y más tarde en México, hasta que regresó a la Argentina en 1983. Desde entonces, se integró a Abuelas de Plaza de Mayo para buscar a su hijo.

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