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5 de octubre de 2014

Sabrina y Matías, para abrazar a sus hermanos

Sabrina Gullino Valenzuela Negro y Matías Ayastuy buscan a sus hermanos. Su urgencia de abrazarlos es parte de una campaña masiva que conciben como colectiva, pero se imbrica en sus historias particulares.

Sabrina nació en los primeros días de marzo de 1978, en el Hospital Militar de Paraná. Es hija de Raquel Negro y Tulio Valenzuela. Su madre estuvo secuestrada en el circuito represivo Quinta de Funes, Escuela Magnasco, La Intermedia. Su padre, secuestrado en la Quinta de Funes, desbarató la Operación México para matar a la conducción de Montoneros. Desapareció poco tiempo después, al reingresar al país. Por testimonios de enfermeras se supo que habían nacido mellizos. A la niña la llamaron Soledad y al niño Facundo. Del Hospital Militar fueron trasladados al Instituto Privado de Pediatría de Paraná. Aunque los médicos y los represores quisieron instalar que el bebé había fallecido, durante el juicio por la apropiación de Sabrina, en Paraná, se supo que el 27 de marzo de 1978 fue dado de alta, aunque no se conoce quiénes lo llevaron. A ese bebé apropiado, su hermano mellizo, busca Sabrina Gullino con la urgencia de saber que está en algún lugar del mundo. Ella supo quién era el 20 de diciembre de 2008, cuando la citaron en el marco de la causa Trimarco. Los represores Juan Daniel Amelong y Walter Pagano --hoy condenados a prisión perpetua-- habían dejado a la beba abandonada en el Hogar del Huérfano y la adoptó la familia Gullino, de Villa Ramallo.

Matías Ayastuy tenía nueve meses el 6 de diciembre de 1977, cuando sus padres Marta Bugnone y su padre Jorge Ayastuy fueron secuestrados en el barrio porteño de Caballito, en el marco del Operativo Escoba que exterminó a más de 100 militantes del Partido Comunista Marxista Leninista. Matías estuvo unos días secuestrado en la Casa del Menor y la Familia, y gracias a una providencial intervención de una enfermera, los abuelos pudieron recuperarlos. Se crió Gualeguay, a cargo de unos tíos. Sus padres estuvieron secuestrados en el centro clandestino El Atlético, en provincia de Buenos Aires, hasta enero de 1978 y luego en El Banco. Hace poco tiempo, un par de años, supo que su madre estaba embarazada por lo menos de seis meses cuando fue secuestrada. Desde entonces, la urgencia de encontrar a su hermano lo llevó a lanzar su propia campaña: \"Si cumplís 35 años entre marzo y agosto de 2013. Si fuiste adoptado en 1978, si tenés dudas sobre tu identidad, vos podés ser quién buscamos\". Además, participa de \"Necesito verte hoy\".

Fuente: Rosario 12
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 Sabrina Valenzuela Negro

Sabrina Valenzuela Negro

Desde que supo que era hija de desaparecidos, Sabrina Valenzuela Negro comenzó una nueva búsqueda: la de su hermano mellizo. Sabrina y “el melli”, como ella lo nombra, nacieron entre el 3 y el 4 de marzo de 1978 en el Hospital Militar de Paraná, durante el cautiverio de su madre, Raquel Negro, secuestrada con siete meses de embarazo. Ambos bebés fueron derivados al Instituto Privado de Pediatría (IPP) de esa ciudad entrerriana. Sabrina fue ingresada como "Soledad López" y su hermano como "NN López". El 27 de marzo, fueron dados de alta. La beba fue dejada en el Hogar del Huérfano de Rosario y dada en adopción a la familia Gullino, que vivía en Villa Ramallo, provincia de Buenos Aires.

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 Matías Nicolás Espinosa Valenzuela

Matías Nicolás Espinosa Valenzuela

Nació el 6 de marzo de 1976 en Lomas de Zamora, zona sur del Gran Buenos Aires. Su madre, Norma Espinosa, y su padre, Edgar Tulio Valenzuela, se conocieron a mediados de 1974 en la zona de San Justo, donde militaban en la columna oeste de la organización Montoneros. A fines de ese año formaron pareja. Entre mayo y junio de 1975, la actividad política obligó a Tulio a radicarse en la ciudad de Santa Fe. Norma, que se desempeñaba como docente, lo acompañó. Allí convivieron cerca de un mes y en julio de 1975 se enteraron que estaban esperando un hijo. Poco después, decidieron separarse. La joven regresó a Buenos Aires, ya desconectada de la militancia, y se instaló en la casa de sus padres a la espera del nacimiento de su hijo. Cuando el pequeño Matías tenía unos seis meses, su madre organizó un encuentro con Tulio para que lo conociera. Debido a la situación de clandestinidad que estaban atravesando, el niño no pudo ser inscripto con el apellido de su padre.

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