25 de abril de 2024
Se trata del represor Juan Amelong, exteniente coronel del Ejército y miembro de los grupos del Destacamento 121 de Inteligencia de Rosario, condenado por asesinatos, secuestros, torturas y apropiación de niños.
Ante la solicitud de libertad condicional del multicondenado genocida Juan Daniel Amelong, desde Abuelas manifestamos nuestra preocupación y rechazo a la posibilidad de que se le otorgue tal beneficio.
El juez federal Germán Sutter Schneider citó para este viernes a víctimas y querellantes –a instancias de la Fiscalía–, para escucharlos respecto a la solicitud del represor.
Durante el terrorismo de Estado, Amelong revistió el cargo teniente coronel del Ejército y formó parte de los grupos de tareas que dependían del Destacamento 121 de Inteligencia de Rosario. Acumula cinco condenas por delitos de lesa humanidad cometidos en el circuito represivo que funcionó en Rosario durante la última dictadura. Tiene tres cadenas perpetuas, una sentencia por 10 años y una quinta por la sustracción de los mellizos Valenzuela Negro. Además, se encuentra procesado por la desaparición de los militantes peronistas Miguel Membrive y Gustavo Rave.
En función de los tratados internacionales a los que adhiere la Argentina y a la jurisprudencia de la Corte Suprema, pesa sobre los magistrados mantener especial prudencia al momento de valorar las circunstancias que podrían habilitar beneficios a los criminales de lesa humanidad. Por esos mismos tratados, nuestro país está obligado a no dejar impunes estos gravísimos crímenes, teniendo en cuenta que Amelong aún está imputado en causas que se están tramitando y cuya investigación podría ponerse en riesgo de concedérsele la libertad.
Amelong nunca demostró arrepentimiento. Desde la recuperación democrática hasta hoy, tampoco ha brindado información pertinente para el esclarecimiento de los hechos en los que se ha demostrado su responsabilidad: la desaparición y muerte de decenas de personas y la apropiación y sustitución de identidad de menores de edad. La información que él omite podría ser esencial para encontrar los restos de las víctimas e incluso para restituir la verdadera identidad de nietos y nietas que aún buscamos.
El genocida prestó un inmueble de su familia para ser utilizado por las fuerzas represivas: fue el centro clandestino conocido como “La Intermedia” ubicado en la ruta entre Rosario y Santa Fe. Fue uno de los que viajó con Tucho Valenzuela a México, en una misión de Inteligencia de la dictadura, y quien entregó, en la puerta del Hogar del Huérfano de Rosario, a la hija de Raquel Negro, nieta restituida por Abuelas en 2008. Todavía seguimos buscando al mellizo varón, nacido el 3 de marzo de 1978.
A 40 años de democracia, exigimos al Poder Judicial que no convalide este beneficio y rechace este y todos los planteos que buscan nuevamente la impunidad de los genocidas.
Fuente: Abuelas
Autor/a: Abuelas
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