4 de marzo de 2024
Adolfo Donda Tigel, quien ya cumplía perpetua por asesinatos, secuestros y torturas cometidos en la ESMA, recibió 15 años de prisión más por su rol en la apropiación de su sobrina, Victoria Donda.
El Tribunal Oral Federal N° 6 (TOF 6) de la ciudad de Buenos Aires condenó a 15 años de prisión al represor Adolfo Donda Tigel por la apropiación de su sobrina Victoria Donda Pérez, nacida durante el cautiverio de su madre en la ESMA.
Los jueces que integran el cuerpo –Ricardo Basilico, Daniel Horacio Obligado y Gabriela López Iñíguez– consideraron a Donda Tigel “partícipe necesario penalmente responsable del delito de sustracción de una menor de diez años en concurso ideal con su retención y ocultamiento en perjuicio de quien resultara ser Victoria Analía Donda Perez, en calidad de coautor”. La pena de 15 años está en consonancia con lo solicitado por la querella de Abuelas durante la fase de alegatos.
El TOF 6 determinó además que los hechos investigados en el debate oral “se corresponden a delitos de lesa humanidad implementados en el marco de una práctica sistemática y generalizada de sustracción, retención y ocultamiento de menores de edad, en ocasión del secuestro, cautiverio, desaparición o muerte de su madre en el marco de un plan general de aniquilación que se desplego sobre parte de la población civil con el argumento de combatir la subversión, implementando métodos de terrorismo de Estado durante la última dictadura militar, y, por ende, los delitos resultan imprescriptibles”.
A su vez, establecieron en su veredicto que los delitos cometidos por Donda Tigel configuraron un cuadro de “violencia de género, violencia contra las mujeres y parto deshumanizado”. Tras presenciar la lectura del fallo en Comodoro Py, Victoria Donda declaró declaró a la prensa: “Aunque sigo sin saber dónde están mis padres, sé que desde hoy descansan en paz".
Su madre, María Hilda “Cori” Pérez, fue secuestrada el 28 de marzo de 1977 en la zona oeste del conurbano bonaerense, embarazada de cinco meses. Junto a su pareja, José Laureano Donda, ya tenían una niña, Eva, de cinco meses, que estaba en ese momento al cuidado de su abuela materna. José fue secuestrado en mayo de 1977. La pareja fue vista en la Comisaría 3° de Castelar y, en agosto de 1977, Cori fue trasladada a la ESMA. Allí dio a luz a una niña a la que llamó Victoria, en un parto asistido por el médico militar Jorge Luis Magnacco.
Mientras estaba en la pieza de las embarazadas de la ESMA, Cori recibió la visita de un marino. Cuando se fue, les dijo a sus compañeras de cautiverio que se trataba de su cuñado y les dio el nombre: Adolfo Donda (Tigel). Victoria fue apropiada por el prefecto Juan Antonio Azic, quien compartió patota con Donda Tigel, que en 1978 llegó a ser jefe de Operaciones del centro clandestino. La abuela materna de Victoria, Leontina Puebla de Pérez, fue una de las 12 mujeres que fundaron Abuelas de Plaza de Mayo en octubre de 1977. En octubre de 2004, Victoria pudo restituir su identidad y supo que era hija de Cori y José, quienes continúan desaparecidos.
Previo a la sentencia, Victoria había pedido públicamente a su tío biológico –preso en la Unidad Penitenciaria 31 de Ezeiza– que terminara con el silencio y dijera la verdad. Por el contrario, en sus últimas palabras, el genocida negó todo y actuó el papel de desmemoriado, al igual que tantos otros represores en juicios anteriores.
Sobrevivientes de la ESMA y familiares de las víctimas que prestaron testimonio a lo largo de la causa coincidieron en remarcar la crueldad de Donda Tigel, usuario habitual de la picana eléctrica cuando se trataba de interrogar detenidos, y varios de ellos lo ubicaron en escenario de los hechos como un hombre de poder dentro del grupo de tareas.
“La única forma de cicatrizar las heridas es con justicia”, dijo Victoria hace un año cuando prestó testimonio en la causa. Hoy la justicia llegó: para ella, para la memoria de sus padres, para Donda Tigel y para toda la sociedad.
Fuente: Abuelas
Autor/a: Abuelas
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