13 de abril de 2015
Las Abuelas de Plaza de Mayo estamos conmocionadas por el fallecimiento del nieto restituido Pablo Germán Athanasiu Laschan. Es difícil expresar el dolor que sentimos porque la de Pablo fue una historia trágica de principio a fin.
Secuestrado junto con sus papás cuando tenía menos de seis meses de vida, separado de ellos sin tener siquiera las palabras y el lenguaje para enfrentar la situación, secuestrado nuevamente por un matrimonio con estrecha relación al régimen cívico-militar que le cambió el nombre y la fecha de nacimiento, a Pablo le esclavizaron el alma.
Hace menos de dos años se le restituyó su verdadera identidad y su historia y pudo conocer a algunos de sus familiares biológicos que viven en Chile. Por entonces supimos de su lucha contra un cáncer y de la terrible vida que le tocó vivir. La decisión que tomó Pablo nos llena de impotencia. Su caso, en 1982, fue uno de los primeros que presentamos ante la Justicia y debieron pasar más de 30 años hasta que la verdad salió a la luz.
El terrorismo de Estado ha prolongado sus efectos en el tiempo y ha atravesado a familias enteras que todavía hoy sufren las ausencias y las heridas. Restituir la identidad a los centenares de nietos que faltan es una deuda de la democracia y la única reparación posible al daño que provocó la dictadura, de allí nuestra urgencia por encontrarlos, antes de que sea demasiado tarde, tanto para ellos como para sus familias.
Fuente: Abuelas
Autor/a: Abuelas
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