En un principio, los testimonios mencionaban a Leonardo como "Edgardo Zampallo", lo cual dificultó su identificación sumado a que su desaparición no había sido denunciada. En 1989 Abuelas de Plaza de Mayo recibió las primeras denuncias sobre el caso y por vía judicial logró que se ordenara el análisis genético aunque no se pudo determinar la filiación de la niña.
En julio de 2000, María Eugenia se presentó ante la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad y se realizó un nuevo análisis en el Banco Nacional de Datos Genéticos que un año más tarde confirmó que era hija de Mirta Barragán. La joven había sido inscripta como hija propia por Osvaldo Rivas y Cristina Gómez Pinto, la partida de nacimiento falsa había sido firmada por el médico militar Julio César Cáceres Monié. Abuelas se abocó a la búsqueda de la familia paterna y en poco tiempo se determinó la identidad de Leonardo. Una vez localizados sus familiares e incorporadas sus muestras de ADN pudo confirmarse la filiación paterna. El 4 de junio de 2003 la justicia le restituyó su identidad. Sus padres continúan desaparecidos.