Desde pequeño Gabriel tuvo dudas sobre su identidad. A los 7 años, preguntó si era adoptado y le contestaron que era “hijo del corazón”. Por una década no habló más del tema. A los 17 años se enteró de que sus apropiadores habían aceptado el ofrecimiento de una mujer policía de la Brigada Femenina de San Martín, que les dijo que sus padres habían muerto en un enfrentamiento y él había quedado huérfano. En febrero de 1999 decidió presentarse en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad. Se realizó los análisis de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos y en octubre de 2000 pudo confirmar su verdadera identidad. Gabriel se reencontró con su padre y el resto de su familia. Su madre continúa desaparecida.
Gabriel Matías Cevasco
- ADN: 1 de octubre, 2000
Gabriel Matías Cevasco nació el 14 de octubre de 1976. Fue secuestrado junto con su madre el 11 de enero de 1977 en la vía pública del partido de San Martín, zona norte del conurbano bonaerense. Gabriel fue entregado por la Policía de la Provincia de Buenos Aires a un matrimonio de la localidad de Pergamino compuesto por Roberto Duarte y Margarita Noemí Fernández, quienes lo inscribieron como hijo propio.
La familia de Gabriel Matías Cevasco
197614 de octubre
Nacimiento del/a nieto/a
197711 de enero
Desaparición del/a nieto/a
2000octubre
Restitución
70Número de caso resuelto
"De entrada me sentí parte de la familia. Desde que los conocí me identifiqué y me sentí hijo, sobrino, nieto, primo"
“Una añorada esperanza”
María Delia nació en la ciudad de Buenos Aires el 12 de abril de 1948. Su familia la llamaba "Dilín" y sus amigos "La Negra". La joven militaba en el PRT-ERP. Formó pareja con Enrique, también militante, quien había sido preso político entre 1972 y 1973. A ella sus compañeros le decían "Cuqui" y a él “Pepe”.
Tras el secuestro de María Delia y Gabriel, con la organización desmembrada, Enrique no pudo conectarse con nadie que le diera alguna certeza sobre el paradero de ambos. Actualmente vive en Brasil, desde donde se comunica con su hijo.
Por su parte, Gabriel es pastor de la Iglesia Adventista y cada día se pregunta: “¿Cómo puede ser que algunas madres estuvieran teniendo sus partos arriba de una mesa común, y después que terminaba el parto no vieran más a sus hijos, y que además les hicieran limpiar el lugar después del parto?”.
En su casa conserva como un tesoro un poema que le dedicó su mamá cuando estaba embarazada de él: “Niño, te quiero cantar un canto / para recibirte / para decirte que sos un milagro / como lo es la vida / para que sepas que sos fruto / de una añorada esperanza / Niñito / que la ternura con la que te cobijo / te alcance para ser tierno siempre / deseamos que vengas lindo, rozagante / y nos inundes de dulzura / te queremos / y con vos creceremos”
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