En mayo de 1977 Paula fue dada en adopción al matrimonio Guallane, a quienes el juzgado les mintió sobre el origen de la niña. Con el apoyo de su familia adoptiva buscó su verdadera historia. En Abuelas había denuncias desde 1986 pero no coincidían con su situación ya que ninguna de las dos familias había denunciado su desaparición. Cuando la joven concurrió al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) se comprobó que no se correspondía con ninguna de los grupos allí almacenados. En 1998 Abuelas se presentó como querellante ante la Justicia Federal de Santa Fe a fin de impulsar la investigación sobre su identidad. Al mismo tiempo, la Filial Rosario y el equipo de genética de la institución colaboraron en la búsqueda de las familias Cortassa y Zapata.
Al hacerse pública la situación, personas que habían conocido a sus padres asociaron la desaparición de la pequeña con la búsqueda de la joven y comenzaron a movilizarse. En septiembre de 1998, Paula obtuvo los resultados de los análisis del BNDG y confirmó su verdadera identidad. Ese mismo año, los restos de Blanca fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense con intervención del Juzgado Federal N° 1 de Santa Fe. Sus restos habían sido inhumados junto a otros cuerpos en un nicho común del cementerio de Santa Fe. Su padre y su hermano/a que debió nacer en cautiverio continúan desaparecidos.