Luisa se crió en el campo. Era la menor de ocho hermanos. A los 20 años se casó con Francisco Barahona y se instalaron en la ciudad de Zárate, provincia de Buenos Aires. Cuando secuestraron a su hija Juana y a su yerno Mario, debió dedicarse a cuidar a Santiago, el hijo de ambos. Seis meses antes, la dictadura ya le había arrebatado a su hijo Francisco, de 19 años, militante de la Juventud Guevarista, asesinado por un grupo parapolicial. Cuando Santiago fue adolescente, Luisa se integró a las Abuelas de Plaza de Mayo para buscar a su otro nieto o nieta. Ciudadana Ilustre de Zárate en reconocimiento a su lucha por los derechos humanos, sigue esperando su llegada con los brazos abiertos.
"Yo formé una familia para crecer, para tenerlos a todos, no para criar a un nieto solo"
"No me podía pasar nada, yo tenía que ser fuerte"