Una de las primeras Madres y Abuelas de Plaza Mayo. Luchó sin descanso para encontrar a su hijo, a su nuera y a su nieta. Fuerte, aguerrida, se definía como “una abuela feliz”. Nació en Barranqueras, provincia de Chaco, y cuando tenía 12 años se mudó con su familia a Buenos Aires. Se casó en 1951 con Eleodoro Altamiranda y tuvieron nueve hijos. Horacio era el segundo. “Yo en el barrio digo con orgullo que mi hijo está desaparecido: desaparecido porque quiso arreglar el país y no pudo”, decía.
"Me abrazó con fuerza y me dijo: '¡Abuela, que suerte que pude encontrar a mi familia, porque pensé que no tenía a nadie!'"
“Soy una abuela feliz. Me gusta la vida, me gusta vivir para ver crecer a mis nietos, a mis bisnietos, y a mis hijos envejecer conmigo”