27 de noviembre de 2025
El índice de abuelidad es un desarrollo científico, no una doctrina política. El caso de un docente de genética censurado por enseñar la fórmula estadística que permite identificar a los nietos robados generó el repudio de un amplio arco de organizaciones y personalidades.
La noticia trascendió los pasillos académicos. Un docente de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) denunció que el responsable del curso eliminó los contenidos de las clases de trabajos prácticos sobre el índice de abuelidad, por considerar que se trataba de “adoctrinamiento” a los estudiantes.
A poco de conocer el hecho, desde Abuelas nos pronunciamos públicamente: “Se trata de un avance que se estudia en escuelas secundarias y facultades del mundo entero como ejemplo de ciencia aplicada, para la identificación de parentescos, faltando una generación, y también para resolver problemáticas vinculadas a las violaciones de derechos humanos”, subrayamos. Y agregamos: “Resulta arcaico y anticientífico que se impida el estudio del ‘índice de abuelidad’”.
Cabe señalar que la censura del titular de cátedra al jefe de trabajos prácticos y, también, a sus estudiantes, se dio en el marco de la asignatura Biología Molecular e Ingeniería Genética, destinada a las carreras de Biología molecular y Biotecnología, es decir un ámbito absolutamente pertinente para conocer el caso de Abuelas y sus nietos apropiados. Por otro lado, los derechos humanos constituyen un eje transversal que una universidad pública debe promover entre sus alumnos.
Asimismo, enviamos una carta de respaldo al docente censurado y otra al rector de la UNSL, Raúl Gil, quien posteriormente emitió una carta pública: “El índice de abuelidad no admite dos verdades. No da lugar a lecturas subjetivas ni libres interpretaciones. Estamos frente a una teoría con bases objetivas y consensuadas, fruto de mucho trabajo científico riguroso”.
Y añadió: “Este desarrollo de la genética permitió que 140 nietos y nietas fueran encontrados por Abuelas de Plaza de Mayo y representa un logro de la ciencia aplicada con un profundo compromiso social, reconocido en el mundo”. Recordó que uno de los científicos clave en el desarrollo del índice fue el doctor Víctor Penchaszadeh, reconocido en 2022 por la propia UNSL con el Premio Mauricio López, primer rector de la casa de estudios y desaparecido en 1977: "Esto reafirma el compromiso histórico de la institución con esta causa".
"No tengo dudas de que ha sido un aporte para la recuperación de la identidad y la reconstrucción de historias familiares arrebatadas por la violencia y el terrorismo de Estado – ratificó–. Nuestro primer rector, aún desaparecido, nos recuerda que la tibieza en estos temas nunca ha sido el camino de los comprometidos con las luchas colectivas y con los dolores de los demás. La UNSL es reformista y, consecuentemente, es preciso dejar absolutamente claro que personalmente no apoyaré censuras, no apoyaré negacionismo ni abusos de autoridad. La universidad pública argentina enseña, discute y produce conocimiento”.
“Nuestros estudiantes merecen tener a su alcance temas y testimonios de lo que ocurrió en nuestro país, especialmente cuando son pertinentes a los contenidos curriculares y contribuyan a forjar en ellos un espíritu crítico que, sin dudas, redunda en libertad”, concluyó.
La ola de repudios al acto de censura se extendió a sindicatos docentes. En un comunicado, la Confederación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU) puntualizó que “el material eliminado explica el funcionamiento del Banco Nacional de Datos Genéticos, el derecho a la identidad y el índice de abuelidad, contenidos cuya enseñanza constituye una obligación institucional —tanto en la UNSL como en el conjunto del sistema universitario público—. Borrar estos recursos pedagógicos implica una vulneración grave a la libertad de cátedra, principio fundamental de la Reforma Universitaria de 1918 y pilar de la vida democrática en nuestras universidades”.
A contramano de la contundencia que exige la situación, grandes medios como La Nación y Clarín titularon “polémica por una pelea entre un jefe de cátedra y uno de sus profesores”. Ninguna polémica: abuso de poder, censura ideológica, negacionismo, ignorancia, vulneración de la libertad de cátedra y “flagrante violación de principios éticos y científicos”, como remarcaron en su carta al rector Gil Estela de Carlotto, Víctor Penchaszadeh y Dora Barrancos, todos ellos ganadores del Premio Mauricio López, quienes además denunciaron un “sesgo incompatible con los valores de la docencia universitaria” y reclamaron “medidas disciplinarias ejemplares”.
Fuente: Abuelas
Autor/a: Abuelas
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