22 de octubre de 2025
Algunas buscan a sus tíos o tías desaparecidos, otras los encontraron, y otras son hijas e hijos de nietos y nietas que han restituido su identidad. Todas ellas son la nueva generación de una lucha que se reproduce.
“Me imagino cómo será mi tío o tía, si tiene hijos, cuántos tendrá y si, por alguna casualidad, tenemos gustos en común. Me imagino un encuentro con muchas lágrimas de emoción, abrazos y asados, recordando a los familiares que no están. Y también pienso que el vínculo familiar se va a armar muy rápido y vamos a recibirlos con mucho amor”, dice Kiara Kordon Battistiol (18), una de las bisnietas de las Abuelas de Plaza de Mayo.
Los abuelos maternos de Kiara, Juana Matilde Colayago y Egidio Battistiol, fueron secuestrados el 31 de agosto de 1977 en su casa de Boulogne, norte del Gran Buenos Aires. Juana estaba embarazada de seis meses. Ambos permanecieron detenidos en Campo de Mayo. Ella dio a luz en noviembre o diciembre de 1977. Las dos hijas del matrimonio, Flavia y Lorena, quedaron al cuidado de su abuela materna, María Ángela Lescano, quien además tuvo que salir a reclamar por su hija, su yerno y ese bebé nacido en cautiverio, todos desaparecidos. La búsqueda de Ángela la continúan Flavia y Lorena, y ahora también Kiara.
Jugadora de cestoball desde los 9 años, aficionada a la guitarra y la cerámica, usuaria de Instagram, TikTok y X –“Sólo para enterarme de chismes”–, Kiara está cursando el CBC en la UBA para ingresar a la carrera de Ciencia Política. Sus artistas favoritos son Lali, El mató y Dillom y es hincha de Ferro Carril Oeste, como su hermano, su papá, su abuelo y su bisabuelo. Y como su bisabuela, su madre y su tía, Kiara sigue la búsqueda “no sólo de los trescientos nietos y nietas que faltan, sino también de esos bisnietos y bisnietas que, con dieciséis, diecisiete, dieciocho años, tienen una identidad falsa”.
“Si estoy hablando con alguien de mi generación, cuyo padre o madre duda de su identidad, le diría que lo ayude y acompañe para acercarse a Abuelas –expresa Kiara–. Quizás para los grandes es más difícil reconstruir su vida luego de años, mientras que para alguien joven puede resultar más simple”.
“Es un derecho”
Magdalena Nadal Rausín (20), otra de las bisnietas de las Abuelas, cuenta su historia: “Mi abuela, Hilda Magdalena García, fue secuestrada y desaparecida el 5 de marzo de 1976, junto con mi papá, Pedro Luis Nadal García, de nueve meses, a quien llevaba en brazos. Mi abuelo Jorge Nadal había sido secuestrado a principios de mayo de 1975, y por eso, quince días después, no vio nacer a mi papá. Luego pasó a ser preso político, hasta 1979, y a partir de ese año exiliado en Francia. Ya desde la cárcel se enteró de la desaparición de mi papá y comenzó a buscarlo, y en Francia tomó contactó con organismos internacionales, siguió la búsqueda y en 1983 pudo presentar la denuncia en Argentina”.
Padre e hijo pudieron abrazarse en 2004. Cinco meses más tarde, el 11 de abril de 2005, nació Magdalena. “Gracias a la búsqueda de Abuelas, nací con mi verdadera identidad” sostiene Magdalena, llamada así en honor a su propia abuela. Además de bailar, dibujar, hacer artesanías, pilates y yoga, siempre que puede, trata de leer, y en unos días se va a inscribir en la UNLP para estudiar Biología. “También me gusta acompañar a mi viejo a charlas que lo invitan de los colegios para hablar de su historia, suelo ir siempre”, agrega.
No sabe si tiene un artista favorito, pero disfruta mucho de Jorge Drexler, El Kuelgue, Gauchito Club, Los Espíritus, León Gieco y Conociendo Rusia, y ante la pregunta de qué le diría a alguien que duda de su identidad, subraya: “Por empezar que la identidad es un derecho. Lo primero es ejercer tu derecho a saber quién sos. Quienes estamos del lado de Abuelas, estamos para acompañar en todo lo que necesites. Si naciste entre 1975 y 1983 puede existir la posibilidad de que seas un nieto que buscan las Abuelas. Y ejercer tu derecho de saber quién sos no lo tenés que tomar con culpa, ni como una deuda. Le diría que se contacte con Abuelas y ahí va a tener el acompañamiento y el apoyo que necesite. En todo caso, escuchar y conocer su historia, para saber cómo ayudar, sería un primer paso”.
Fuente: Abuelas
Autor/a: Abuelas
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