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6 de marzo de 2024

“La justicia es el límite a las violencias que habilitan los discursos negacionistas”

La querella de Abuelas brindó su alegato en el juicio por los delitos de lesa humanidad cometidos en Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y Brigada de Lanús.

“Uno de los centros clandestinos de detención más grandes de la provincia de Buenos Aires fue el Pozo de Banfield. Los nacimientos allí se daban en lugares específicos, las mujeres embarazadas eran recluidas en celdas especiales. Daban a luz rodeadas de los represores, en las mesadas de las cocinas, las insultaban, estaban tabicadas, atadas de manos y luego de ser separadas de su hijo o hija –que fueron entregados a sus apropiadores– eran obligadas a limpiar el lugar”, afirmó la abogada Colleen Torre en el inicio del alegato de Abuelas en el juicio conocido como “Brigadas”.

“De 23 mujeres embarazadas por las que estamos pidiendo justicia –prosiguió–, 20 estuvieron secuestradas en el Pozo de Banfield, y una de ellas, Liliana Ross, fue asesinada antes de dar a luz. Y de los 10 nacimientos probados en este juicio, ya sea por testimonios o porque el niño o niña, hoy adultos, fueron restituidos, 9 de esos nacimientos fueron en el Pozo de Banfield. Estas apropiaciones se dieron en el marco del plan de exterminio de quienes las Fuerzas Armadas y de seguridad consideraban el enemigo interno, y ese plan incluía aniquilar también a las mujeres que se habían alejado de estos mandatos de una sociedad patriarcal y habían abandonado los estereotipos de género para ingresar a la militancia política. Por este motivo, para ellos, habían perdido el derecho a criar a sus hijos e hijas, el objetivo era limpiar a la sociedad de lo que ellos denominaban la ‘subversión’”.

“Estos hijos e hijas no podían ser criados por estas madres, sino que debían ser criados por ‘familias de bien’, afines al régimen reinante y a los valores de esa sociedad que quisieron imponer, con una moral nacionalista y cristiana”, subrayó.

Durante su exposición ante el TOF 1 de La Plata, Torre repasó los desgarradores testimonios de sobrevivientes y familiares que se dieron en el debate oral. Por ejemplo, el de María José Lavalle Lemos, nacida en el centro clandestino y apropiada, restituida en 1987 por Abuelas. O el de Pablo Díaz, sobreviviente de la Noche de los Lápices, así como el caso de Pedro Nadal García, otro nieto restituido, cuyo padre, Jorge Adalberto Nadal, también declaró en el juicio y relató las terribles torturas que padecían en el Pozo de Banfield, o el caso de Cristina Silvia Navajas, que dio a luz allí. Su hijo Daniel Santucho, recientemente restituido, presenció el alegato con su hermano Miguel.

La querella de Abuelas acusa a doce imputados por privación ilegal de la libertad y tormentos de 23 embarazadas y una madre secuestrada junto a su hijo, y por la sustracción, retención y ocultamiento de diez nietos y nietas, siete de los cuales ya recuperaron su identidad.

En esta causa, que tuvo su primera elevación a juicio en abril de 2012, Abuelas es querellante junto con los nietos restituidos Carlos D’Elía, Victoria Moyano Artigas, Pedro Nadal, María José Lavalle Lemos y su hermana María Lavalle, y Laura Garack –quien busca a su hermano o hermana–; y con Pablo Díaz y Graciela Borelli Cattaneo, hermana de un ciudadano uruguayo víctima del Plan Cóndor.

Los imputados son represores que actuaron en los centros clandestinos de detención Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y Brigada de Lanús, dependientes de la Policía de la Provincia de Buenos Aires: Federico Antonio Minicucci, Guillermo Alberto Dominguez Matheu, Carlos Gustavo Fontana, Carlos Maria Romero Pavón, Jorge Héctor Di Pasquale, Roberto Armando Balmaceda, Alberto Julio Candioti, Jaime Lamont Smart, Juan Miguel Wolk, Enrique Augusto Barre, Jorge Antonio Bergés, Horacio Luis Castillo. El genocida Miguel Etchecolatz falleció durante este juicio.

Al cierre de la audiencia, la letrada Colleen Torre leyó unas palabras de las hermanas María y María José Lavalle Lemos: “Hoy cobra un nuevo sentido la realización de este juicio, porque sabemos que, ante la negación de los crímenes acontecidos durante la última dictadura cívico-militar, es la justicia el límite posible y necesario a las violencias que los discursos negacionistas habilitan. Justicia, lo que las víctimas y los organismos de derechos humanos siempre exigieron y exigen. Fueron las Madres y las Abuelas las que limitaron la violencia interponiéndose valientemente al terrorismo de Estado”.

Y para finalizar, dijo: “Son 30 mil los detenidos desaparecidos y vamos a seguir buscando a cada uno de los nietos y las nietas que nos faltan, junto a las Abuelas y sus familiares”.

Fuente: Abuelas
Autor/a: Abuelas